¡¡Maldita crisis, bendita reflexión!!

No, no estoy loco, ya en la crisis anterior invité a pensar y reflexionar sobre las cosas importantes que desarrollamos en ventas en nuestras compañías y las etapas de crisis, salvo por la tensión y en este caso la salud, nos ayudan a recapacitar muy seriamente sobre los valores de nuestras empresas y nuestra actividad. Ahora que pasamos a la fase 1, ¡debemos recordar todo lo que reflexionado durante el confinamiento!

Si lo único que haces es seguir corriendo sin replantearte tu actividad, tus objetivos, tu cultura empresarial y tus valores, es probable que te estampes contra la pared

Es cierto que muchas empresas se van a arruinar, o que perderán cuota de mercado, tendrán que despedir empleados, (todo esto que supone un drama para infinidad de familias), algunos empresarios se arruinarán (que no siempre son los malos), habrá deudas a proveedores ¿creéis que no vamos a sufrir todos?

Esto será muy duro, está claro… pero debemos mirar el aspecto positivo, obligarnos a repensar el trabajo que estábamos desarrollando en las empresas. Tenemos que salir de la zona de confort para crear o adaptar nuevos procesos y eliminar los que no funcionaban y sólo dependían de la inercia que había adquirido la empresa. Debemos entender la nueva forma de relacionarnos, con teleconferencias, tratar de conciliar el trabajo con la familia.

Ahora más que nunca, la fuerza y el coraje, al igual que la solidaridad que hemos visto estos días de ciudadanos anónimos, sanitarios, fuerzas de seguridad e infinidad de profesionales, será lo que nos salve. Veremos cómo los empleados, los directivos, los ejecutivos, los autónomos, juntos a una, tendrán que darlo todo para salir de la situación y esforzarnos por hacer las cosas mejor, aportando valor, juntos, dando calidad, entendiendo al cliente.

Volveremos a invertir y arriesgar, a diseñar nuevos beneficios y nuevos productos o servicios para nuestros clientes, a buscar nuevos mercados donde haya quien pague por lo que sabemos hacer, ya no estaremos ACOMODADOS, esperando que todo salga sólo.

Sólo en las épocas en las que pasamos más apuros o necesidades es cuando más nos esforzamos por luchar para mantenernos a flote e incluso crecer, identificar mejor dónde están nuestros clientes. Pero no lo hagamos de cualquier manera, hagámoslo bien y con cabeza, planifiquemos dónde estamos y dónde queremos estar, no hagamos en nuestras empresas un ejercicio de trabajo comercial sin pensar, creyendo que la inercia antigua nos mantendrá a flote, la nueva normalidad no va de eso, planifiquemos, planifiquemos y planifiquemos antes de ejecutar.

¡Se acabó esperar a que nos compren, empecemos a vender!

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